Christian Antón Velasco // De entre todos los manifiestos promulgados en las ciudades donde la mecha de la revolución ha prendido, se desprenden varias propuestas comunes:
El manifiesto definitivo
1. Participación permanente en la vida política. Ser escuchados más allá de las campañas electorales. Fin de la Ley d’Hont, que regula el reparto de escaños entre los partidos más votados, lo que limita la representación de los partidos minoritarios y fomenta el bipartidismo.
2. Un nuevo modelo económico, orientado al reparto equitativo de la riqueza. El capitalismo está obsoleto; enriquece a unos pocos y empobrece a la mayoría. Se propone favorecer las rentas más bajas haciendo pagar más a los más ricos y estableciendo un IVA progresivo.
3. Gestión pública y transparente. No privatizar los servicios primarios, como la educación o la sanidad, y que la gestión de la administración sea transparente, sobre todo en la financiación de partidos, donde la opacidad existente ha sido corroborada por el Consejo Europeo. Control de la corrupción. Supresión de sueldos vitalicios.
4. Reducción del gasto militar. Cierre de las fábricas de armas y no intervención en conflictos.
5. Medio ambiente. Priorizar la sostenibilidad en cualquier decisión política. Cierre de las centrales nucleares. Favorecer el transporte público y alternativo al coche.
6. Igualdad. Potenciar el desarrollo de la mujer para alcanzar la igual real entre hombres y mujeres.
7. Libertad cultural. Derecho de información, creación, comunicación y acceso libre a la cultura. Desvinculación total de la Iglesia y el Estado.
8. Vivienda posible. Abaratamiento de los inmuebles y facilidades para acceder a una vivienda.
9. Empleo. Trabajo digno para todos y mejoras sustanciales en la vida laboral, tales como la temporalidad y la precariedad. Salario mínimo de 1.200 euros. Retrasar de nuevo la edad de jubilación hasta los 65 años.
10. Educación. Acceso gratuito a un sistema educativo público y de calidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario