6 may 2011

"La joven Dolores", historia de una ruptura

SUSANA ALCAIDE// Un disco transparente que reduce el odio, introduce la ironía como armadura de evasión , el mínimo victimismo y golpea con fogosa dureza para situar las sensaciones en la realidad con el ánimo de superación. Estos últimos versos pertenecen a Canción de Eco, la pieza que abre este álbum de supervivencia, adictivamente desgarrador pero moralmente aliviador.

Christina bisbisea, canciones susurradas que penetran como un cuchillo para desangrar, el canto de sirena que es Mi Vida Bajo El Agua, otra puesta en escena de la necesidad de afrontar con fortaleza la ruptura pese a la injusticia de no seguir la coherencia del amor: “enloquecí por salvar ese amor, pero el barco hacía aguas y el barco se hundió, creía que moría en la profundidad, qué sorpresa que aprendí a bucear”. Víctima del egoísmo y confusión de la pareja, el personaje principal que retrata Rosenvinge con suma y majestuosa precisión poética entiende que la realidad sentimental perdura (sigue queriendo), pero que a la realidad objetiva hay que ponerla palabras claras, “con el verdadero amor se hacen casas de ladrillo, con esto que hay entre tú y yo solo salen estribillos” (Weekend) o “tendrás que volver a nacer para ser mi amante” (Tu Sombra).
El tino instrumental acompaña este ensayo lírico sobre la ruptura. Sin complejidades, pura precisión, cada instrumento en su línea no se come a otro. Obviamente, influye que Rosenvinge siempre se rodea de músicos de enorme talento que ha conocido en su carrera de trotamundos: Georgia Hubley de Yo La Tengo, Aurora Aroca de Boat Beam, Steve Shelley de Sonic Youth, más numerosas colaboraciones.
La grabación también se centra en temas como la nostalgia de la adolescencia, probablemente apuntando a las menores preocupaciones sentimentales que da esa época de la vida (Jorge y Yo). Pero sobre todo es un culto al lado femenino, a la feminidad, cogiendo personajes literarios en situaciones de ficción histórica, la ninfa Eco (Canción del Eco), la bíblica Eva enfrentándose a Adán (Eva Enamorada), facturando un bello tratado de la mujer incluso abordando el tema de la violencia de género (Tu Sombra) saliendo victoriosa de un terreno que hay que abordar con alfileres.

4 may 2011

P.J. Harvey se convierte en investigadora de guerra

CHRISTIAN ANTÓN// Hay periodistas de guerra, fotógrafos de guerra y Polly Jean ha creado la profesión de cantante de guerra. Partiendo del título ya podemos imaginarnos por donde van los tiros, partiendo del comienzo del disco (“the West’s asleep”) podemos intuir su reflexión. El octavo trabajo de PJ Harvey es una obra de arte lírica, no seremos menos al empezar a analizar esta faceta como lo han hecho otros medios, es imposible no fijarse en el trabajo de documentación que ha hecho la artista británica para escribir los poemas de este Let England Shake. Porque ha sido una grabación cuyo punto de partida ha sido el trabajo de investigación sobre la guerra, no sus impresiones políticas (aunque también están impregnadas); Harvey imaginó el álbum como si fuera realmente una corresponsal de guerra. El disco refleja una fuerte respuesta emocional de lo que es la experiencia de vivir un conflicto armado, utilizando también las memorias de otra gente. La plasmación de la fiel realidad ha sido tal que le ha valido que el Imperial War Museum la haya invitado a visitar zonas de guerra en las que está envuelta el ejército británico.
En estos tiempos donde no hay una sola banda que escriba canciones-protesta en Inglaterra (mejor no hablar de Estados Unidos), si Joe Strummer levantara la cabeza cogería un micrófono de la BBC para hacer varias proclamas, Polly Jean, de 41 años, saca lo que no tiene la juventud de hoy. Ejemplo accesible: “soldiers fell like lumps of meat, blown and shot out beyond belief, arms and legs were in the trees”, canta en The Words That Maketh Murder. No son piezas-protesta en sí (ya dijo Dylan que nunca hay intención de hacerla así como en Blowin’ In The Wind) porque han sido conscientemente redactadas, pero sí reflejan una fiel realidad que puede calificarse como una dura crítica política y social en un pequeño atisbo de levantar la voz: “the country I lost”, dice en England o “England’s dead” en Let England Shake.
PJ Harvey es diferente. Capaz de elaborar un documento histórico en forma de disco (hasta en tres canciones menciona la batalla de Galipoli en 1915 de la I Guerra Mundial en una sangría de soldados ingleses como una reseña de crítica hacia el vil colonialismo británico), capaz de que sus sangrientas melodías eviten todos los malos clichés de la actual música británica (desde el ñoño folk hasta los sintetizadores “hasta-en-la-sopa”), capaz de alterar el registro de voz de una canción a otra con tremenda facilidad. Dentro de estas perturbadoras letras, hace un trabajo diferente, ya dijo ella una vez que su mayor miedo era repetirse.
Su voz, siempre bella, engalona, encandila, hipnotiza, abstrae, suelta esos polvos mágicos (The Last Living Rose) que pueden llevar a la línea armónica más melancólica cuando el álbum ya se apaga (Hanging In The Wire), tristeza ya palpable en el anterior track donde incita sus vocales hacia el ahogamiento; y es que en Bitter Branches Harvey atormenta esa voz, la hace desesperada en un grito triste. Previamente deja registros dramáticos de soprano en Battleship Hill, por el título se vislumbra la épica con la que arranca, donde la voz masculina ascendente, la fluida guitarra y la iglesia como estudio en que se grabó hacen de la pieza una de las mejores del álbum.
Sin embargo, All & Everyone se lleva el premio a la canción más preciosista dentro de este oscuro disco: “death was everywhere, in the air, in the sound”, brilla Polly Jean por encima de la pausada, hilada y grisácea armonía. Como siempre John Parish ha sido su pareja artística para producir este álbum; si está Parish pocas pegas hay que poner al oscurantismo y la tenebrosidad (en ciertos segmentos) de una línea sonora que sigue el camino paralelo de las letras y la voz de PJ Harvey.



3 may 2011

REM, en su linea

SUSANA ALCAIDE// No se puede hablar de REM sin decir antes que, siendo una de las bandas más independientes que ha habido en las tres últimas décadas, solo por detrás de formaciones como The Smiths o The Cure, han logrado ser unos abanderados de la música alternativa estadounidense y uno de los más prestigiosos conjuntos después de sus más de 30 años de vida. Cierto es que el reconocimiento de su trabajo se forjó desde el primer disco, pero la banda de Michael Stipe no sería comercial hasta su fichaje con la Warner Bros de la mano de Green [Warner Bros. 1988]. Posteriormente, algunos de sus álbumes como Out Of Time [Warner Bros.1991] se convertirían, al igual que trabajos como Doolittle [Elektra Records.1989] de  The Pixies o Let It Be[Twin/Tone Records.1984] de The Replacements, en piezas clave del noise, del college rock de finales de los 80 y de la oleada grunge que asoló a Estados Unidos la primera mitad de los 90.

Son historia viva, los padres de la Generación X, unos dinosaurios, pero unos dinosaurios que se han ido renovando continuamente estos últimos años. Buena prueba de ello es su decimoquinto trabajo de estudio que salió la semana pasada a la venta bajo el título de Collapse Into Now [Warner Music Spain.2011]. Los 40 minutos que dura la cinta consiguen que el mar arrastre hacia la orilla esos viejos recuerdos de efeverscencia juvenil que vivía el mundo durante los años en los que se popularizó la banda.
Discovery, primera canción del álbum, desgraciadamente suena a los REM de reconocimiento internacional, de hecho da la sensación de haber hecho este sencillo pensando en cantarlo para las grandes masas, como un himno de estadio, una canción más en la que se pueda lucir Stipe con la cara pintorrojeada. Sin embargo, muy pronto meten el pollo en el horno con All The Best, donde  los cambios de cromos entre Mike Mills al bajo y Peter Buck con la guitarra resurgen el petrificado espíritu de su obra magna Out Of Time, aunque es cierto que la introducción que lleva a cabo Mills no es la manera idónea de comenzar una melodía.

La pequeña dosis que contiene ÜBerlin de la mítica Orange Crushde su álbum Green se hace cada vez más evidente con dos o tres escuchas. Otros de los tracks pintados a brocha gorda con la pintura que sobró de este álbum son Mine Smell Like Honey, pieza maestra del LP, y la abrumadora  Alligator_Aviador_Autopilot_Antimatter, la cual también bebe del torbellino que estaba comenzando a gestarse en las islas británicas a finales de los 80 con el sonido Madchester.

Glasvegas, se acabó el hype, se acabó estar en la cresta de la ola


SUSANA ALCAIDE// El segundo disco de Glasvegas es más apariencia que sustancia. Flood, productor de The Killers y U2, ha tomado los mandos de la producción con fracaso, primero porque no son Brandon Flowers y compañía aunque estos también aburran a las ovejas con supositorios de sintetizador, y segundo porque no son Bono y compañía aunque estos también aburran con cortinas de humo (el pasado siempre dejó mejores cócteles molotov). Desde el segundo tema, The World Is Yours(el single), la grabación se convierte en una lenta letanía donde el muro spectoriano “amorfina”; no aportan nada nuevo respecto a su homónimo debut (2008), simplemente Allan desprende más sufrimiento personal con excesivas lágrimas (Whatever Hurts You Through The Night, título chicloso y melodía ñoña). Al menos esta pieza, ‘The World’, es de las pocas que se salva por una segunda parte que emociona como sus canciones de hace tres años, quizás será por ser el inicio del disco y que todavía no ha llegado el mar de lamentos.
Líricamente, Allan refleja toneladas de auto-compasión, intenta querer sentir el dolor de todos y todo acaba en su lagrimoso sí mismo. Se puede apreciar un buen disco triste, pero de esos viscerales, los bien expresados, no los lloricas; todo es un mar de lágrimas. El ejemplo, dedica dos canciones a la homosexualidad, Stronger Than Dirt (Homosexuality Pt. 2) y I Feel Wrong (Homosexuality Pt. 1), donde se mete en la piel de un homosexual sin decir nada en concreto; al menos en este primer ejemplo se ve una buena exploración de los sintetizadores. Una pena que una voz tan preciosamente gangosa y enorme como es la de Allan, que domina la escena y se puede comer la canción sola, acabe siendo tan melosa y agobiante al paso de una grabaciónEl paso de las piezas puede hacer perder la atención al oyente por la monotonía facturada. Se cata en piezas como Lots Sometimes yDream Dream Dreaming que pierden el control en medio del desarrollo, insustanciales al recorrer de los segundos, o Shine Like Stars con un sintetizador cíclico que les metes ya en el campo del synth rock plastificado (¡bievenidos al mundo de los Killers!). Pese a que intentan en cada minuto ser más catárquicos que en su primer álbum, EUPHORIC simplemente son 50 minutos de codeína para cualquier ser humano. Han sido tres años turbulentos para el grupo de Glasgow, con los problemas de adicción a las drogas de su líder James Allan, y de eso han podido sacar este disco del que mínimamente salen airosos, aprobado justo. Pese a la anemia de innovación por lo menos han salido a flote y no están nadando en un mar d

http://www.myspace.com/glasvegase algas, aunque su carrera puede empezar a convertirse en eso.

Mogwai, la inventiva escocesa

CHRISTIAN ANTÓN// No sorprende pero atiende a las bases de la banda de Glasgow. Esta séptima grabación de estudio eleva a los escoceses a seguir siendo inventivos, se desafían a sí mismos no en nuevo terreno porque pierden todo brutal afán exploratorio sino sobre sus propios cimientos, para seguir siendo el mejor post-rock de toda la galaxia. Un álbum predecible en cada canción, pocas sorpresas de gran calibre; la anemia de misterio nunca ha sido una enfermedad en Mogwai y es que los pasos seguidos en la ejecución de estas once piezas son ante todo correctos y desprovistos de un riesgo supremo, por eso ‘Hardcore’ es álbum más fino del grupo británico desde Mr. Beast (2006). No todo tiene que ser espectacular, a veces hay que añadir habitaciones funcionales a la casa en vez de llamativas.



White Noise es uno de los arranques de disco más blandurrios de los escoceses, con una tensión de grado medio en la que todo momento sabes a donde va ir la canción. Es cierto que los arcos melódicos respiran elegancia, pero como no hay una poderosa épica es fácil juzgar cojeando de esa pata. Y es que la épica desaparece como elemento cargante, solo la perfecta ejecución de How To Be A Werewolf respira el oxígeno de aquellas melodías dramáticas del álbum The Hawk Is Howling (2008). Guitarras pesadas, sonido de sangrado espacial, insanamente cargados, pisan con bastón en un terreno que conocen con meros avances preestablecidos, y como siempre tocando los extremos sónicos. Un disco de verdaderos veteranos, se agradece.
Novedad supone la introducción de synth en Mexican Grand Prix, primer título extravagente de un disco que ya parte de algo que no es: más fuerte debido a la palabra hardcore. Juegan con el humor a base de nomenclaturas como Letters to the Metro o You’re Lionel Ritchie. Bien es cierto que melodías como San Pedro ejemplifican el lado más soso de esta grabación pese a ser rock de verdad, está vacía, pero en su ADN están esos tránsitos colosales de Death Rays o el calibre sonoro de derribar murallas de Rano Pano. Son los mejores tejedores de sonido del mundo.



2 may 2011

´La bien querida´, nueva concepción sonora

SUSANA ALCAIDE // Ana Fernández-Villaverde es el ejemplo de como exprimir una virtud a la máxima potencia posible. Empezando una carrera musical tarde y no estando dotada instrumentalmente como otros músicos, tiró de guitarra, puntiagudo descaro para contar lo que es el amor y se rodeó de las personas adecuadas (Elefant Records) para convertir todo eso en pop. Romancero (2009)su álbum debut, fue bien recibido porque nuestra sangre española eternamente popera (ese anhelo pop heredado de los treinteañeros de hoy continúa bajando de generación) necesita entregarse a los colmillos de las historias de los desfases amorosos.

Fiesta, sin ser continuista en cuanto a sonido sino que un paso obligado hacia delante, sí que trasluce el mismo espíritu de relatos sentimentales de amor y ruptura, pero esta vez con esas promesas ilusorias que nos hacemos: “de todos mis fracasos aprendí y aunque te extrañe voy a intentarlo una vez más”, dice en La Muralla China. Un segundo disco, que a excepción del sencillo Hoy, no sigue la misma estela que el primero, se palpa el avance natural. Un paso, quizás medido para evitar excesivas extravagancias con vistas a un crecimiento hacia otras esferas sonoras en el futuro, quizás expansión ordinaria de un músico para no quedarse estancado.


Un álbum de mayor recorrido, donde La Bien Querida sigue contando las cosas de forma natural y sencilla, esas letras punzantes y cercanas (“a veces solo me tranquiliza pergarte muy fuerte”), donde las melodías entremezclan acertadamente estilos inesperados. Ella se quedará por aquí: “me quedo por aquí y esto que me ha pasado lo voy a repetir. (…) Tengo los ases, los reyes y las damas, y hago lo que me da la gana”, saca mucho zumo de lo más fácil, pese a sus limitaciones, contar las cosas de la manera más natural.Abre la grabación con cierto aroma de palmas flamencas enNoviembre, más bien palmas festivas, para derivar la armonía a una atmósfera cósmica pesando como una letanía. El pop aflamencado asoma de cortina de fondo en otras piezas comoEn El Hemisferio Austral Me Quedo Por Aquí, amagos de las posibles intenciones de Ana para los próximos discos de bañar sus canciones con esa influencia de sus queridos Los Planetas. Sobresaliente aquí la labor de David Rodríguez (producción e instrumentación) por hacer de cada canción una historia sónica dispar, desde la ranchera (con toque de vals) Lunes de Pascua hasta la rumbera Queridos Tamarindos, pasando por los emocionantes arreglos de Cuando El Amor Se Olvida.

Joe Crepúsculo, guiño a América Latina

CHRISTIAN ANTÓN// Un disco que se resume nada más empezar con la frase inicial de Tus Cosas Buenaspon tu cabeza junto a mí / quiero darte sombra, América Latina”. Aunque el grito inicial puede sonar al vídeo de Adriansito, el niño más bonito, hay que resistirse a banalizar y marujear el análisis de la grabación buscando el sentido superior que ha querido encontrar Joël Iriarte.
Cuarto álbum de estudio de Joe Crepúsculo, cuatro temas reconfigurados de Escuela de Zebras (2008), otros cuatro cambiados deSupercrepus (2008) y cuatro nuevos, olvidándose de Chill Out (2009). Con Nuevo Ritmo ha cambiado de compañía discográfica (de Discoteca Océano a Canadá) y la mudanza de casa (dentro de la misma Barcelona) supone la ambición de asaltar una mayor cantidad de público, obviamente, en América Latina recurriendo a los sonidos hispanos. No tardará en cruzar el charco Joël con una extensa gira por Centroamérica y Sudamérica seguramente en los próximos meses.


Crepúsculo siempre se ha mostrado muy abierto de mente entre trabajo y trabajo, ha pasado de himnos techno-pop a sonidos mediterráneos recalando ahora en las armonías más hipanas del otro lado del charco. Él nunca se ha cortado un pelo por lo que la intención del disco es bastante limpia, no se queda a medio camino, aunque el batiburrillo de temas nuevos con antiguos de otros discos hacen de la grabación un puzzle difícil de encajar en ciertos tramos. Su visión de explorador llega ahora a estos mordiscos latinos, Gabriela con sus apegos de canción ligera hispana, de maquillaje mariachi; La Canción De Tu Vida, ese tran-tran latino que incluso suena el acento hasta algo retocado en ese guiño a América; el country latino de Los Cazadores. Esas son las líneas generales. Los puntos más lúcidos son la elegante introducción de la bossa en El Día de las Medusas y el guiño a la canción hispana, rozando lo argentino, en piezas como Los Viejos, donde el (habitual) horrible (y exitoso) timbre de voz de váter de bareto de Joe se esconde sonando hasta suave y decente. Claro que hay momentos que asustan cuando toca la frontera de vídeo cutre latino de Youtube, la verbenera El Fuego de la Noche o el (cuasi) reggaeton de Escuela de Zebras; eso o es que ya hemos marujeado.



1 may 2011

Primer año de vida para "Hola a todo el mundo"


SUSANA ALCAIDE// Todavía no se ha cumplido un año desde que viera la luz el primer y único trabajo de estudio del sexteto madrileño Hola a Todo el Mundo y ya han logrado meterse en el bolsillo a propios y extraños en festivales y pequeñas salas del panorama indie con las diez pistas compiladas en el álbum. Todo el dinero y tiempo que han sacrificado para lograr autoeditarse el disco (que lleva el mismo título que el nombre de la banda) ha tenido su merecido reconocimiento.
Pero HATEM no ha salido de la nada, la formación aparece en 2006 y con varios temas colgados en MySpace consiguen tocar en festivales comoWintercase 2008 oPrimavera Sound 2009, llevando su música de corte indie-pop y folk a la esfera underground nacional. Algunos comparan sus particulares sonidos con bandas como Arcade Fire, Animal Collective e intérpretes como Yann Tiersen, sin embargo sus melodías alegres y relajantes tienen un marcado carácter folclórico español.
La decena de canciones que recoge el disco Hola a Todo el Mundo hacen uso de diversidad de instrumentos, lo cual permite que cada vez haya menos dudas sobre la capacidad de composición de los madrileños. Cuando la gente escucha las canciones por primera vez comprende rápidamente el porqué de la tardanza en sacar el álbum. Hasta diez minutos es lo que duran varias de las pistas, como es el caso del hipnótico Golden sun, de composición cargada de altibajos repentinos y vibrantes coros masculinos y femeninos. Tampoco se queda corta A movement between these two, el tema más elaborado, con una fabulosa interpretación de flauta seguida de una armónica que lleva el ritmo de la canción hasta que hace su aparición el violín y los tambores. En definitiva, una variopinta escala de instrumentos de viento, cuerda y percusión finalizada con unos coros similares, quizás exagerando, al mítico Bohemian rhapsody.

The Joy Formidable


SUSANA ALCAIDE// El grupo que se formó en 2007, pero no debutó hasta mediados de 2008 con el sencillo Austere, una composición muy halagüeña que tuvo el favor de público y crítica. Sin embargo los sucesivos singles -Cradle y sobre todo Whirring- fueron los que pusieron a la banda en la órbita del indie rock fanfarrón y dominante en las islas durante la segunda mitad de los 2000.
En esta coyuntura publicaron su primer mini-LP a principios del 2009 denominado A Ballon Called Moaning, acogidísimo por las revistas especializadas NME Y Pitchfork. En este trabajo se incluyen de nuevo su trío de ases (AustereCradle y Whirring), pero tambíen muestran una asimilación del sonido noise rock, buena prueba de ello es el retorno guitarrero de Ritzy Brian y la majestuosidad deRhydian Daffyd, que si no fuera por su melena rubia cualquiera puede pensar que en ciertos momentos quien está tocando el bajo es Kim Deal (ex-bajista de los Pixies y Breeders); esto se aprecia bastante bien en The last drop, sin duda la mejor pista de la grabación; aunque si de parecidos físicos hablamos es la mismísima imágen de Charlotte Cooper, bajista de los Subways.
Meses después sacaron a la luz First you have to get mad, que realmente no es un álbum, más bien es el registro de un concierto en una oscura noche londinense, donde el tracklist es prácticamente el mismo que el primer mini-álbum, a excepción de un par de temas como Anemone; una canción bastante calmada pero cargada por la tensión que Matt Thomas ejerce a la batería y la excelente culminación vocal de Rhydian; o The magnifying glass, donde el carraspeo de las guitarras puede recordar a los primeros pasos del grunge.

Segundo éxtasis de Fleet Flex

SUSANA ALCAIDE // Pitchfork tiene un hijo nuevo pródigo  que nació en 2006 en la Ciudad de la lluvia, Seattle, y fue bautizado con la publicación de su disco homónimo Fleet Foxes [Sub Pop.2008). Intensas giras por su país natal daban a conocer al conjunto hasta que tuvo lugar su encumbramiento hacia el público masivo con su participación en el Festival South By Souhtwest de Austin. Toda la prensa musical y generalista (The Guardian les mencionó como clasido instantaneo) se hizo eco entonces de la llegada de unos nuevos chavales con estética de vagabundos con camisa de cuadros, otorgaron a su disco un 10 y les hicieron un estrecho seguimiento desde aquel momento.
La banda realizó un periplo de casi dos años por el globo, que desgraciadamente no hizo escala en España, para volver a aterrizar en su ciudad de origen donde se engendró el gérmen que les elevó al Olimpo de la música folclórica popular. Allí, Robert Pecknold comenzó a labrar lo que es su segundo trabajo de estudio Heplessness Blues [Sub Pop.2011] con una notoria preocupación en el contenido del mismo. El desasosiego y el agobio que ha tenido que perseguir estos meses de grabación a Pecknold a la hora de luchar contra su propio éxito del primer disco y su etiqueta de hype ha tenido que ser inhumano.

Tanto éxito ha tenido como resultado 12 tracks que no se salen de la atmósfera del new folk y que siguen partiendo del influjo de autoridad que han ejercido sobre Fleet Foxes las diversas influencias que cada miembro del grupo a otorgado al conjunto. Entre estas repercusiones sonoras se encuentra la influencia del rock, rhythm and blues o el propio jazz de finales de los 40; desde Son House hasta Leadbelly; del folk y el country de los 50; desde Peter Segeer hasta Woody Guthrie; del folk-rock tan consumido en los 60; con Joan Baez y Bob Dylan; y así se puede continuar hasta llegar al panorama folclórico-experimental de nuestros días protagonizado por los primeros discos de Iron & Wine o la discografía completa de Bon Iver.

La percusión lleva la armonía folk de Battery Kinzie, una de las joyas del LP que retrata en suma la genialidad vocal patente y la capacidad de escribir canciones alegres, sencillas en apariencia pero llevadas a cabo con la delicadeza de un orfebre. El parecido vocal de Pecknold con el cantante de la banda The Morning Jacket se hace cada vez más evidente en el tema que pone título al álbum:Helplessness Blues.La complejidad de las melodías está palpable en todas y cada una de las pistas que componen la reproducción. La coralidad gospel reflejada en Montezuma, canción que inicia el largo, acompaña a una sorprendente y desestructurada composición con la que Pecknold hace su particular repaso de la historia americana. La perspectiva naturalista presente en su primer disco con temas como White Winter Hymnal, Raggerd Wood oTiger Mountain Peasant Song sigue teniendo presencia en este segundo trabajo con los magníficos Grown OceanBlue Spotted Tail y la pieza instrumental The Cascades, temas que encierran a todo aquel que escucha el disco en la visualización de los paisajes del noroeste del país y su entramado montañoso condicionado por el frío clima del Pacífico.
Hablar de Heplessness Blues no es hablar de un disco, es hablar de cultura, folclore y tradición. Fleet Foxes no se ha convertido de la noche a la mañana en un mero hype estadounidense a los que tanto estamos acostumbrados, de hecho la pronunciación de la palabra hype ya transmite repelencia. Comprender el lirismo de este sexteto de Seattle fuera de su contexto es como intentar que un estadounidense medio sea consciente de la importancia del Quijote en el desarrollo de la literatura universal.
El talento veraz y la capacidad compositiva de Fleet Foxes es innata, eso es innegable, pero su música no es única y global, o ¿acaso suena igual la música folclórica española dentro de nuestras fronteras que fuera de ellas?. La breve carrera de los estadounidenses está extremadamente ligada con la cultura popular americana, influencias bien aprendidas tras años de amasar conceptos y vertientes. Es imposbile disfrutar plenamente de este disco sin estar lo suficientemente formado musicalmente. Muy difícil, pero por fortuna, las opiniones y los gustos son múltiples.