1 may 2011

Segundo éxtasis de Fleet Flex

SUSANA ALCAIDE // Pitchfork tiene un hijo nuevo pródigo  que nació en 2006 en la Ciudad de la lluvia, Seattle, y fue bautizado con la publicación de su disco homónimo Fleet Foxes [Sub Pop.2008). Intensas giras por su país natal daban a conocer al conjunto hasta que tuvo lugar su encumbramiento hacia el público masivo con su participación en el Festival South By Souhtwest de Austin. Toda la prensa musical y generalista (The Guardian les mencionó como clasido instantaneo) se hizo eco entonces de la llegada de unos nuevos chavales con estética de vagabundos con camisa de cuadros, otorgaron a su disco un 10 y les hicieron un estrecho seguimiento desde aquel momento.
La banda realizó un periplo de casi dos años por el globo, que desgraciadamente no hizo escala en España, para volver a aterrizar en su ciudad de origen donde se engendró el gérmen que les elevó al Olimpo de la música folclórica popular. Allí, Robert Pecknold comenzó a labrar lo que es su segundo trabajo de estudio Heplessness Blues [Sub Pop.2011] con una notoria preocupación en el contenido del mismo. El desasosiego y el agobio que ha tenido que perseguir estos meses de grabación a Pecknold a la hora de luchar contra su propio éxito del primer disco y su etiqueta de hype ha tenido que ser inhumano.

Tanto éxito ha tenido como resultado 12 tracks que no se salen de la atmósfera del new folk y que siguen partiendo del influjo de autoridad que han ejercido sobre Fleet Foxes las diversas influencias que cada miembro del grupo a otorgado al conjunto. Entre estas repercusiones sonoras se encuentra la influencia del rock, rhythm and blues o el propio jazz de finales de los 40; desde Son House hasta Leadbelly; del folk y el country de los 50; desde Peter Segeer hasta Woody Guthrie; del folk-rock tan consumido en los 60; con Joan Baez y Bob Dylan; y así se puede continuar hasta llegar al panorama folclórico-experimental de nuestros días protagonizado por los primeros discos de Iron & Wine o la discografía completa de Bon Iver.

La percusión lleva la armonía folk de Battery Kinzie, una de las joyas del LP que retrata en suma la genialidad vocal patente y la capacidad de escribir canciones alegres, sencillas en apariencia pero llevadas a cabo con la delicadeza de un orfebre. El parecido vocal de Pecknold con el cantante de la banda The Morning Jacket se hace cada vez más evidente en el tema que pone título al álbum:Helplessness Blues.La complejidad de las melodías está palpable en todas y cada una de las pistas que componen la reproducción. La coralidad gospel reflejada en Montezuma, canción que inicia el largo, acompaña a una sorprendente y desestructurada composición con la que Pecknold hace su particular repaso de la historia americana. La perspectiva naturalista presente en su primer disco con temas como White Winter Hymnal, Raggerd Wood oTiger Mountain Peasant Song sigue teniendo presencia en este segundo trabajo con los magníficos Grown OceanBlue Spotted Tail y la pieza instrumental The Cascades, temas que encierran a todo aquel que escucha el disco en la visualización de los paisajes del noroeste del país y su entramado montañoso condicionado por el frío clima del Pacífico.
Hablar de Heplessness Blues no es hablar de un disco, es hablar de cultura, folclore y tradición. Fleet Foxes no se ha convertido de la noche a la mañana en un mero hype estadounidense a los que tanto estamos acostumbrados, de hecho la pronunciación de la palabra hype ya transmite repelencia. Comprender el lirismo de este sexteto de Seattle fuera de su contexto es como intentar que un estadounidense medio sea consciente de la importancia del Quijote en el desarrollo de la literatura universal.
El talento veraz y la capacidad compositiva de Fleet Foxes es innata, eso es innegable, pero su música no es única y global, o ¿acaso suena igual la música folclórica española dentro de nuestras fronteras que fuera de ellas?. La breve carrera de los estadounidenses está extremadamente ligada con la cultura popular americana, influencias bien aprendidas tras años de amasar conceptos y vertientes. Es imposbile disfrutar plenamente de este disco sin estar lo suficientemente formado musicalmente. Muy difícil, pero por fortuna, las opiniones y los gustos son múltiples.

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